domingo, 6 de noviembre de 2011

Un testimonio desde la prisión provincial de Holguín

Dania Virgen García

Cuba por Dentro

 

El recluso Héctor Téllez Rivero, de 37 años, natural de Ciego de Ávila, se encuentra en el destacamento 8  la prisión  provincial de Holguín.  Fue traslado  lejos de su provincia  hace ocho meses.

 

Desde que fue trasladado, Téllez no ha podido ver a su madre. La madre de Téllez, Corina Rivero González padece de cáncer, tiene una desviación en la columna, y es hipertensa.

 

El gobierno cubano traslada a los reclusos fuera de sus provincias sin importarles la situación familiar que presenten. Los reos son trasladados a cualquier provincia sin ningún motivo, alejándolos de sus familiares, que a veces están sin poderlos ver por años.

 

Afirma Téllez que debido a las  torturas, los maltratos y la mala alimentación, en dicha prisión son comunes los  intentos de suicidio, principalmente ahorcándose o lanzándose desde el segundo piso.

 

Téllez, quien padece de anemia crónica, y úlcera duodenal, refiere que en la prisión la atención médica se le niega a todos los reos. Para reclamar atención médica  tienen que auto agredirse, casi siempre cortándose.  Los pacientes psiquiátricos cuando se agreden son golpeados severamente por los guardias.

 

Refiere Téllez que existe un baño para 60 personas, la alimentación es muy mala, y que en los dormitorios, con  capacidad para 15 reos, hay 60, que duermen  en literas de tres.

 

“Las golpizas son por cualquier motivo y luego eres llevado para la celda que  llaman la desolada, en la que estuvo 15 días el mártir  Orlando Zapata Tamayo. Lo tenían amarrado, desnudo; además de las golpizas, le tiraban cubos de agua todas las madrugadas y no lo dejaban dormir haciendo ruido con los candados”, explicó Téllez, quien asegura que los funcionarios de orden interior y la guarnición de la prisión de Holguín siguen llevando a los reos a esa celda de castigo y haciendo lo mismo.

 

El director del penal, el teniente coronel Walter, tiene pleno conocimiento de los sucesos que ocurren diariamente allí, pero lleva más de seis meses sin reunirse con los reos.

 

Asegura Téllez Rivero  que en la prisión de Ciego de Ávila, donde estuvo anteriormente, la situación en cuanto a las torturas y las golpizas, es similar. Según afirma, en aquella prisión dejaron morir a dos reos, Julio César Vázquez Vásquez, un preso con problemas siquiátricas que alertó que se iba a ahorcar, pero lo encerraron  en celda de castigo y  amaneció ahorcado con una sábana al otro día; y  Eduardo Martínez Gutiérrez, quien también amaneció ahorcado.



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