lunes, 10 de septiembre de 2012

Auto agresores


Dania Virgen García
Cuba por Dentro

En la prisión de Ariza, provincia Cienfuegos, el reo Yasser Rivero Boni entrevistó a varios reclusos que se han auto agredido.

Los métodos de torturas sicológica y físicas que aplican los funcionarios y jefes de las  prisiones en Cuba a diario, traen como consecuencias que muchos presos, principalmente  enfermos psiquiátricos, se auto-agredan.

Más de una veintena de reclusos dijeron sentirse asfixiados producto de los maltratos y las humillaciones a que son sometidos.

Varios presos le describieron a la fuente como han intentado atentar contra su vida: se cortan con cuchillas sobre el  tendón que se encuentra encima del talón del pie, se efectúan profundas heridas de 30 y hasta 60 puntos en el abdomen, y los brazos, se inyectan excremento y petróleo con miel de abejas en las piernas y los brazos, se tragan  cuchillas de afeitar, agujas de inyectar, de coser, alambrones, y vidrios.

Pero no todos intentan matarse. Otros se introducen palos y otros objetos en los oídos dejándolos trabados, se colocan toallas mojadas en un brazo o en el tobillo o la pierna toda la noche y por la mañana se propinan un golpe para ocasionarse fracturas en las zonas húmedas. Estos presos, son capaces de soportar estos dolores solo para escapar unas horas o varios días de  los llamados métodos reeducativos practicados por los funcionarios de orden interior.

Refieren  que prefieren estar en una sala de un hospital donde son tratados con un poco de humanidad, porque los guardias que los custodian en las salas  están obligados a ser pacíficos, aunque no del todo. Además explican que cuando están en los hospitales les son realizados los chequeos médicos que no les realizan por años o son hechos   deficientemente por  médicos incompetentes. También prefieren estar ingresados por que reciben una alimentación un poco mejor que la de la prisión.

Los sicólogos médicos militares expresan que trabajan con profesionalidad para ayudar a los presos con enfermedades mentales, pero los reclusos no los creen ni confían en ellos.

“Las torturas, la mala alimentación, la falta de asistencia médica, el hacinamiento, la desnutrición, y las enfermedades virales que afectan a los presos son del conocimiento de los jefes que permiten, y ordenan a sus subordinados actuar de manera violenta, ya que para ellos los presos son como animales a los que hay que atormentar, no importa el delito que hayan cometido”, asegura la fuente.

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