Dania Virgen García
Cuba por Dentro
Desde el destacamento 1 de la Prisión Kilo 9, en la provincia de Camagüey, destacamento uno, informa el preso Rolando Castro Sánchez, que su madre fue maltratada cuando lo visitó el martes 14 de febrero.
Cuando se encontraba en la entrada de la prisión en horas de la mañana para la visita familiar, fue dejada bajo el sol por espacio de ocho horas, refiere Castro Sánchez.
Su madre, Zoila Castro Sánchez, de 69 años de edad, y enferma de cáncer, es la única persona que lo ha atendido en los 25 años que lleva en prisión.
La anciana vive a 79 kilómetros de la cárcel de Kilo 9. Siempre va temprano a las visitas por la situación del transporte, ya que donde reside, después de las cuatro de la tarde no hay vehículos. El día 14 llegó a la prisión a las 7 y 45 de la mañana; cuando los familiares comenzaron a pasar a las nueve de la mañana, ella era el número tres, pero un funcionario de orden interior preguntó que quienes eran los familiares del reo Rolando Castro, y cuando ella respondió, el militar la sacó de la cola, y le dijo que tenía que esperar afuera hasta que la llamaran. La anciana estuvo bajo sol hasta las 3 de la tarde, que le permitieron pasar.
Cuando llegó al salón de visita, el hijo le preguntó qué le había pasado, y cuando ella le contó lo sucedido y Castro le pregunto al militar, este le respondió que él no tenía nada que ver con la situación, que era una orden que le habían dado, que él “sabía quiénes”.
Rolando Castro sólo pudo estar con su madre 18 minutos en la visita, ya que la anciana se sentía mal y tenía sangramiento.
Asegura Rolando Castro: “Estas torturas sicológicas son una venganza que usan los oficiales de la Seguridad del Estado contra los que se oponen al régimen.”
Refiere Castro Sánchez que el pasado 2 de febrero, una tía suya fue acosada por tres oficiales de la Seguridad del Estado, dos mujeres y un hombre, quienes le advirtieron que le sería quitada la chequera que recibe por ser un caso social “porque el dinero se lo estaba dando a su sobrino para hacer contrarrevolución y dar informaciones a los contrarrevolucionarios de La Habana. Los oficiales le advirtieron que podían hacer lo mismo que hicieron a la madre de Rolando, que después que le dieron un televisor, por ser un caso social, se lo quitaron.
“Este tipo de crueldad lo que hace es fortalecerme, llenarme de fuerza, voluntad, y razones para continuar luchando hasta el último segundo de mi vida”, advirtió Rolando Castro.
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