domingo, 29 de agosto de 2010

Niurka, el dengue y las represalias


 

 

por Dania Virgen García

Bloguera y Periodista Independiente

 

25 de Agosto del 2010

 

Hace un año, Niurka Luque Álvarez, residente en El Cotorro, contrajo el dengue cuando trabajaba en la campaña contra el mosquito Aedes  Aegyptis, en el municipio  Regla.

 

Una mañana despertó con fiebre y dolores en las articulaciones. No fue a trabajar. A la tarde tenía  39 y medio de fiebre.  Su esposo la llevó al Policlínico “Efraín Mayor”, donde le dijo al médico que temía tener  el dengue  porque el día anterior había trabajado en una zona de riesgo. El médico le dijo que no era el dengue y la envió para la casa.

 

Al siguiente día, su esposo al ver que Niurka amaneció con fiebre muy alta, fue al policlínico para hablar con la doctora que atiende Epidemiología. Ella le dijo que iba a mandar un médico a su casa. Un amigo también había reportado el caso de Niurka al departamento de epidemiología del policlínico. Cuando el esposo volvió al policlínico a averiguar por qué no habían mandado el médico, fue cuando enviaron una ambulancia y la llevaron al Hospital la Covadonga.

 

Llegó al hospital vomitando  sangre. Los análisis dieron positivo. Ya en la sala, se agravó y tuvieron que trasladarla para  terapia intensiva, donde estuvo cinco días.

 

El médico que la atendió en terapia intensiva dijo que Niurka tenía el dengue hemorrágico. Pero cuando le dieron el alta, apareció una segunda historia clínica que decía “fiebre inespecífica”, al igual que en el certificado que le entregaron para que presentara en su trabajo.

 

Refiere Niurka que el director de la campaña, que se llama Norlin, no le quiso pagar el 100% de su salario que le correspondía por accidente de trabajo, sino el 80%.  No fue que quisieran ahorrarse unos pesos, sino que las autoridades de salud  del municipio  no querían reconocer que había un caso de dengue en El Cotorro.

 

Desde entonces a Niurka no la han dejado trabajar  en un puesto fijo. Por ser hermana de José Ángel Luque, un deportista preso por desacato en la prisión provincial de Cienfuegos, ella y su familia saben bien de las represalias  de la policía política y de la PNR de El Cotorro.

 

Hay muchos casos como el suyo, que por temor a “que le sucedan más cosas”, no los sacan a la luz. Pero Niurka, que ya no tiene nada que perder, venció el miedo y decidió una mañana comunicarse telefónicamente con esta reportera.    


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