por Dania Virgen García
Bloguera y Periodista Independiente
25 de Agosto del 2010
Al entrar en su segunda semana en huelga de hambre, el recluso José Ángel Luque Álvarez fue trasladado por órdenes del Jefe Provincial de Prisiones el 20 de agosto de una celda de castigo de la Prisión Provincial de Cienfuegos al hospital de esa ciudad.
Luque, un ex-deportista de 40 años condenado en el año 2007 por un presunto delito de desacato, está muy depauperado, ha perdido más de 15 libras, tiene los labios agrietados y está muy nervioso. Tuvo que ser atendido por una siquiatra, la doctora Caridad Hernández, la cual autorizó el día 21 que tenga con él a un acompañante en la sala. Hasta ahora le habían suspendido las visitas y no le permitían ver a sus familiares.
Fue enviado a celda de castigo (el llamado “filtro”) el día 9 de agosto por sacar un cartel en reclamo de que le concedan la libertad condicional que le corresponde hace más de un año.
El pasado día 20 en horas de la mañana, cuando Niurka Luque y su hija, hermana y sobrina respectivamente del recluso y la esposa de este, Florentina Machado, visitaron la cárcel, tuvieron que esperar alrededor de cinco horas antes de ser atendidas por el Guillermo González Mora, Jefe de la Prisión, y un oficial de la Seguridad del Estado que no quiso dar su nombre.
Luego de la conversación, les trajeron a Luque esposado para que su familia le pidiera que dejara la huelga de hambre. Pero Luque se mantuvo firme en su posición en reclamo de sus derechos. Refiere Niurka que dijo que “no confiaba en el Jefe de la Prisión ni en ninguno de los oficiales, porque se tapan unos a otros”.
Luque acusó al oficial conocido como Pablo “El Bembón” de golpearlo y abusar sexualmente de él y responsabilizó de ello al jefe de la prisión.
“Fue entonces que los guardias nos sacaron a empujones, se llevaron a mi hermano para que no hablara más y dieron por terminada la visita. Un preso político llamado Juan Carlos Vázquez, que se encontraba cerca, me dijo que siguiera denunciando todo lo que le estaba sucediendo a mi hermano, que todo lo que él decía era verdad, que no lo perdiera de vista que se encontraba en peligro”.
Afirma Niurka que cuando se dirigió al Mayor Rubén, del Departamento 21 de la Seguridad del Estado, este oficial le dijo que se dirigiera a 15 y K (las oficinas de Cárceles y Prisiones) y que si el recluso quería morirse, ése era su problema.
Ante la desidia de sus carceleros, José Ángel Luque pudiera terminar como Orlando Zapata Tamayo. Sus familiares hacen un llamado al mundo para pedir ayuda para este hombre a quien han querido deshonrar moral y físicamente y que ha sufrido y sigue sufriendo los peores horrores en la cárcel sólo por oponerse a la dictadura castrista.
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