por Dania Virgen García
Bloguera y Periodista Independiente
13 de Agosto del 2010
Foto: El prisionero político Rolando Jiménez Posada y su esposa la periodista independiente Lamassiel Gutiérrez con su hijo Rolando.
Además de los jejenes, mosquitos y otros insectos que hacen la vida insoportable a los reclusos, Rolando Jiménez padece frecuentes ataques de asma bronquial. Como no tiene medicamentos para el asma, las autoridades carcelarias le han sugerido al prisionero que le pida al exilio los medicamentos que necesita. Estos medicamentos son Beclometasona y Loratadina. Como Jiménez sólo dispone de salbutamol en spray, tiene que consumir dosis superiores, lo cual con el tiempo debilita el corazón.
Los presos políticos pasan más necesidades que los comunes, ya que no aceptan trabajar para el gobierno, y por ello no disponen de fuentes de ingreso. Muchos de ellos sobreviven gracia a la ayuda del exilio
Por otra parte, refiere Lamassiel Gutiérrez, que es la madre del hijo de Jiménez Posada, que en la más reciente visita familiar reglamentaria, las autoridades regañaron fuertemente al hijo del reo llamado Rolando Jesús, que acaba de cumplir los 12 años de edad, lo cual incomodó mucho al prisionero.
El niño está traumatizado. Tenía 5 años de edad cuando su padre cayó preso en el año 2003. Desde entonces no ha podido celebrar un cumpleaños feliz. Apenas tiene amigos porque los padres de los niños del barrio temen que sus hijos se relacionen con el hijo de un preso político. En la escuela, los profesores lo castigan porque se niega a usar la pañoleta de pionero.
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