por Dania Virgen García
Bloguera y Periodista Independiente
8 de Octubre de 2010
Un joven Cubano que pidió el anonimato, dijo a esta reportera que desde hace un año reclama, junto a un grupo de jóvenes residentes en la localidad de Guanabo, Playas del Este, que se respeten sus Derechos, y demandan a militares sin recibir una respuesta justa.
Dijo la fuente, que eran jóvenes poseedores de medios náuticos recreativos de tipo catamarán y le fueron despojados por órdenes del Capitán del puerto de la Habana, Teniente Coronel Aluija. “Durante mucho tiempo navegamos sin problemas pero hace un año, nos citaron a todos para la Unidad fronteriza de Guanabo para inscribir los catamaranes. Todo resultó ser una trampa, un engaño. Nosotros somos vecinos de la playa que practicábamos el deporte de vela. Es normal, no hay nada de extraordinario en eso. Arremeten contra nosotros por temor a que suceda alguna salida ilegal del país con el empleo de Catamaranes y antes nunca sucedió”, expresó el joven.
Agregó el joven, que días recientes fueron vistos tres catamaranes colocados sobre un camión que eran trasladados para una villa de descanso perteneciente al Ministerio del Interior.
Un jurista expresó que Capitanía Habana, violó la legalidad en el Artículo 138 Usucapión del Código Civil vigente donde se protege el derecho a la posesión de los medios. Los familiares de estos jóvenes poseían las piezas desde hacia veinte años, sufragando su reparación. Igualmente se violan los Artículos 6 y 17 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Como contradicción jurídica, el Teniente Coronel Aluija multó a los jóvenes con tres mil pesos cubanos, bajo el decreto Ley 194 que regula la Construcción y Posesión de Embarcaciones, sin tomar en cuenta que la entidad marítima: Registro Cubano de Buques no reconoció a los medios ocupados (catamarán), como embarcación.
La arbitrariedad del militar se ha visto aun más en la falta de posibilidades que dejan a los abogados, quienes durante un año apenas han recibido atención a sus demandas; alguno de ellos, tras tantos imposibles, han desistido de los contratos con sus clientes y estos quedan al desamparo jurídico.
El Ejercicio del Derecho parece estrellarse contra una barrera verde olivo que pone al descubierto la ausencia de un verdadero estado de Derecho en la isla.
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