por Aimée Cabrera
Periodista Independiente
Los grupos de activistas independientes que asisten a los Centros de Información en la Sección de Intereses de los Estados Unidos (SINA) en Calzada y L se reúnen un rato antes por los alrededores y ocupan su tiempo en hablar sobre temas de actualidad. Por ese motivo, casi todos se referían el martes 11 de mayo, a la periodista Dania Virgen García quien se encontraba también en un área cercana.
Unos la conocían, otros no, y llovían las descripciones. Las fotos de Dania Virgen que aparecieron en los diarios extranjeros mostraban a una mujer seria y madura, más bien alta. Pero en persona no es así. Cuando todos la reconocieron no podían creer que aquella frágil muchacha de sonrisa y maneras tiernas, tuviera 41 años y hubiera sido sentenciada por “abuso de autoridad materna”.
La solidaridad para con Virgen no se hizo esperar, pues es frecuente que los activistas de la sociedad civil cubana, ante situaciones similares, no tengan el derecho a tener consigo a un abogado que los defienda ante el tribunal, además de ser violados todos sus derechos ciudadanos.
Volver sobre lo que ya todos conocen haría aburrido este comentario. Por eso, me refiero a la alegría de sus colegas que coincidieron con ella en el primer turno de Internet de ese día. Casi todos conversaron con la también bloguera y periodista independiente quien respondía con la dulzura que la caracteriza, a pesar de que su mirada permaneciera tensa, ante el recuerdo de la pesadilla que no ha concluido, desde que fue detenida en febrero.
“Llegué a la casa el viernes 7 de mayo a las 9 y 30 de la noche, estuve 15 días en Manto Negro, Prisión de Mayor Rigor, en el Destacamento 12, Galera 2, de ellos 4 días en el calabozo”-dice rápido y me coge la mano.
En eso nos llaman, de forma individual, para pasar al área de entrada. Mientras se esperan unos minutos, Virgen no deja de saludar, abrazar y besar a quienes le dicen frases de elogio, o le confiesan las protestas realizadas debido al trato injusto que ha recibido en estos meses.
Fue una mañana intensa en emociones para la Dama de Apoyo que tecleaba sin parar, a la vez que su rostro afable no se perturbaba, si tenía que dejar su labor para atender a quien se le acercara, por lo que todo lo positivo que existe en ella, hacía resaltar lo difamante de la acusación que enfrenta.
No pudieron ultrajarla como desearon. El efecto fue todo lo contrario. Dania Virgen García es un ejemplo de mujer humilde, sensible, sincera y perseverante. En la prisión, muchas reclusas le contaron sus historias, y al despedirse, le gritaban que ella era su esperanza, por lo que se ha convertido en todo un testimonio de amor y paz.
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