por Luis Cino
Periodista Independiente
Arroyo Naranjo, La Habana. En verdad, el proceso contra Dania Virgen García no fue un juicio sumario. Fue, para no tener que decir una mala palabra en cubano, una barbaridad. En el mejor de los casos, un disparate jurídico. Eso si no sospecháramos la orquesta que toca molto vivace a represalia por detrás del telón.
Que nos convenzan que no aprovecharon un problema familiar para castigarla por ser periodista independiente y desfilar como dama de apoyo, porque por lo que la acusan, “abuso arbitrario del derecho”, el Código Penal cubano, en el artículo 159, señala sanciones de uno a tres meses o un año como máximo. A ella la condenaron a un año y ocho meses, sin haber otros agravantes y sin antecedentes penales, a no ser que los fabriquen.
El “abuso arbitrario del derecho” es una figura bastante rara en Cuba. Generalmente, la policía evita intervenir en estos casos de riñas familiares si no hay lesionados. Si es que acuden, aconsejan a los parientes “que se pongan de acuerdo”.
Inexplicablemente en este caso estaban muy interesados en hacer cumplir la ley.
Un reciente artículo sobre el caso de Juan O. Tamayo en el Nuevo Herald (29 de abril) contiene algunas inexactitudes. Dania no fue arrestada, juzgada y enviada a prisión en dos días, sino en tres. No la arrestaron el día 22 de abril, sino el 20, alrededor de las dos de la tarde, cuando tres policías fueron a su casa a detenerla. El “juicio”, en el que la fiscal la trató como la peor de las criminales, se celebró en el tribunal municipal de San Miguel del Padrón, al mediodía del 23. O sea, no al día siguiente como afirma Tamayo, sino casi tres días después.
Otras inexactitudes son que ella no es casada y no convive con su hija “y un sobrino de dos años”, sino que es el niño de su hija, un nieto a quien por cierto adora.
Es importante no caer en errores ni exageraciones. Hay que prever siempre el contra-ataque de los plumíferos de la prensa oficial si les ordenan ripostar. Se agarrarán de cualquier detalle para
justificar lo injustificable. Ante tanta canallada, no hay necesidad de exagerar. Basta con la verdad.
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