por Dania Virgen García
Periodista Independiente
18 de Junio del 2010
No obstante, es sabido que el diecinueve de febrero de dos mil ocho, el cubano José Luis González Soñora se personó ante el citado Departamento para formular denuncia por la “desaparición” de Omar Rivera Castañer, sin que se tenga conocimiento de que esta autoridad haya hecho otra cosa distinta a guardar silencio. La madre de Omar, Lilia Castañer Hernández, Dama de Apoyo, ha enviado múltiples escritos a la policía alicantina, sin recibir jamás ni un leve atisbo de comunicación.
En sendos textos redactados por los periodistas independientes cubanos José Alberto Álvarez Bravo y Roberto de Jesús Guerra Pérez, se abordan en detalles los elementos específicos de este caso. Según estos elementos, calzados por un sustancial análisis basado en datos probados, Omar Rivera Castañer habría sido asesinado por el ya mencionado José Luis González Soñora, con la complicidad o coautoría del súbdito español Juan Ángel Sirvent Seguí.
La letra y el espíritu de los documentos enviados por Castañer a la policía alicantina se han orientado a la solicitud de una investigación criminal del caso, en la que se refute o constate la tesis de asesinato sostenida por esta inconsolable madre cubana.
Desde las condiciones de aislamiento de Cuba, agravadas por un ascendente deterioro de sus relaciones con Europa, —incluida España— no se puede tener la certeza de que el Departamento de Policía de esta ciudad española haya recibido los documentos enviados por Lilia Castañer.
La actitud del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba ha sido, tradicionalmente, de una indolencia rayana en la complicidad con el crimen. Los emigrados cubanos carentes de recursos económicos, y por ende incapacitados para aportar a las arcas del estado, carecen por completo de interés para las autoridades de La Habana. Este es el caso, entre otros millones de emigrados isleños, de Omar Rivera Castañer, de quien su madre no tiene conocimiento desde el año 2003.
Los factores condicionantes de la actitud de las autoridades policiales de Alicante pueden ser diversos, y ojalá se reduzcan a un simple caso de desidia o lenidad.
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