Dania Virgen García
Desde la prisión de Kilo 9, en la provincia de Camagüey, el reo Ángel García Rivero denuncia las torturas en las prisiones de esa provincia.
Refiere Ángel García, que cuando cumplía sanción en Kilo 7, en el año 1980, por propaganda enemiga, fue testigo de asesinatos y golpizas salvajes por parte de los uniformados. Recuerda un caso de asesinato en una celda de castigo por un disparo de un arma de fuego. Afirma que el sargento Arencibia, y el primer teniente Pimentel, en aquel entonces jefes de orden interior, y otros, solían golpear a los reos en las celdas de castigo.
En los años 90, en Kilo 7, el teniente coronel Lázaro David Roca, ordenó entizar una cabilla con tres correas, amarándola en la planta alta, para amarrar y torturar a los presos dejándolos hasta tres días sin comer, por el solo hecho de quejarse o reclamar sus derechos.
En el 1993, el teniente Coronel Manzano, ordenó a una escuadra que entrara al ala uno, de menores de 21 años de edad, con bayonetas, y perros entrenados para infundir terror. Varios presos resultaron lesionados o fueron mordidos por los perros enfurecidos.
Entre 2006 y 2008, los jefes de orden interior, los hermanos Primelles, esposaban a los reos en forma de cruz, en las rejas de las celdas de castigo para golpearlos.
En el 2008, después de García Rivero haber denunciado estas torturas en cartas dirigidas a la fiscalía militar de Camagüey, el mayor fiscal Rangel Hernández le prometió que si se comprobaba sus denuncias, serían juzgados los culpables. Pero no se tomaron medidas disciplinarias contra aquellos oficiales y funcionarios de orden interior, que aun siguen impunes.
Un oficial de la Seguridad del Estado el mayor José Bombino, decidió trasladar a García Rivero para la prisión especial Kilo 8, en la misma provincia, más conocida como “se me perdió la llave”, donde convive con hombres condenados a cadena perpetua en celdas de aislamiento, con falta de ventilación, en celdas de 90 centímetro de ancho y tres de largo, incluyendo el turco.
Afirma García Rivero que más de 40 reclusos fueron torturados o maltratos físicos en el año 2011, en Kilo 7.
Por hacer tales denuncias, Ángel García Rivero ha tenido que soportar todo tipo de represalias. El pasado mes de abril fue trasladado para Kilo 9 donde se encuentra actualmente.
dania@cubadentro.com
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