sábado, 31 de diciembre de 2011

Corrupción en la PNR de San Miguel del Padrón

Dania Virgen García

Cuba por Dentro

 

Surella, la dueña del paladar “El Rancho de Surella”,  es la esposa de un antiguo  jefe de sector de la policía, más conocido por Mode, que según comentan, era bastante abusivo.  Viven en calle Jesús Menéndez entre Calzada de San Miguel y A. Allí hicieron el restaurante en un terreno del estado, con materiales que sacaron de la Unidad de la Policía de San Miguel.

 

Mode fue expulsado hace unos días por no dar información a la unidad del famoso rancho que construyó, pero el paladar no fue cerrado ni hubo decomiso alguno, porque entrega en la ONAT todos los meses 22 mil pesos en moneda nacional.

 

La PNR tiene que custodiar todos los fines de semanas ese paladar. Los que la frecuentan son personas adineradas pero de bajo nivel cultural y pésima conducta. Las riñas tumultuarias no faltan en el local, donde ha habido hasta puñaladas y tiros.

 

Los vecinos de San Miguel del Padrón comentan que los policías del municipio son particularmente corruptos. Viven de robar los decomisos, de los sobornos, las extorsiones, la falsificación de documentos. Se ha sabido de varios casos de abusos sexuales.

 

“Son racistas y abusadores”, comenta un joven negro del barrio La Corea. “La mayoría son orientales, porque los habaneros no quieren ser policías, pero a ellos sí los dejan estar en La Habana y hasta les asignan buenas casas. Los policías orientales son los peores. Aunque muchos oficiales dicen ser licenciados en derecho, apenas saben hablar ni escribir”.

  

Juana, la esposa del Mayor Irastosa, jefe de logística de la PNR de San Miguel del Padrón, vive en calzada de San Miguel número 9222, entre Jesús Menéndez y San Juan de los Pinos. Ella y sus hijos tienen hecho santo. Los miles de pesos que les costó hacerse iyabó fueron obtenidos de los negocios que hace en su trabajo como jefa de servicio en la 11 unidad de la policía, donde este matrimonio se apropia de todos los decomisos del municipio. Se llevan  sacos de arroz, frijoles, carne, y  materiales de construcción, que cargan en los carros patrulleros. Su casa fue hecha y acomodada gracias a los decomisos.  Tienen negocios con el jefe de la construcción de la unidad y utilizan la  brigada de constructores para su uso personal.

 

 Se supone que la policía, deben prevenir la alteración del orden, vigilar las malas conductas, y combatir el delito, pero en vez de eso, muchas veces se hacen cómplices de los delincuentes, con la connivencia de la fiscalía y los tribunales.

 

La semana pasada en el barrio La Corea se realizo un operativo contra los vendedores de drogas, en el que  participaron efectivos del DTI, y la PNR. Según comentaron los vecinos, no hubo  arrestos porque los vendedores fueron informados oportunamente del  operativo policial. ¿Quién les informo? Indaguen ustedes.



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